Otra del ayer...

Otra de ayer…
Yo era un champignoncito, y mi madre diariamente nos llevaba sin falta a visitar a su madre, a la señora de las trenzas plateadas, apenas medio amanecía y ya empezaba a berrear: levántenseeeee!!!!!! A mi y a mi carnalito. Todos los días, sin falta, ella (la señora de las trenzas plateadas) o mí tía Margarita, un mujeron gigantesco en estatura y tamaños, me mandaban con Marzo, a comprar pan dulce, ellas gustaban de las semitas, yo de lo que sea, siendo harina! Después del pan debía ir a las tortillas. Atrás de su casa, había una tortillería, osease que realmente no caminaba más de 100 metros… hubieran sido kilómetros no le aunque.

Ay que delicia de mañanas, me hacían mi huevo estrellado con frijolitos de los de ella (muy especiales, nadie me los ha hecho igual). Y obvio.

Mi café.

Si estamos hablando de que yo tendría entre 3 y 5 años, entonces échenle (dirían ellas), de eso ya serán 35 años. 35 años bebiendo café. La pajarraca que berrea cada que nos vemos me dice: te va a dar un infartoooo! Apaciguateee!!! Ya no te voy a dar café. Y cada que me levanto en su casa y salgo de mi recamara me dice: Ya te tengo tu cafecito! La incongruencia es de familia.

Lo he bebido a donde quiera que voy, desde chilangolandia con mi Comadre o con la Salvadorita o con Pa…con todos! En Berlín con el Hamburgueso, congelándonos los dos entre movie y movie, en India, en Rajkot, tenía yo un muchachito que Ay Dios mío…. Que delicia tenía siempre en mi manita!!!! Si vieran mi tecleado lo encontrarían mojado. A donde quiera que haya ido, he bebido café.

Mis amigos que saben, que llegan de Cuba, Colombia, Chiapas, Veracruz , ya saben, llegan con mi kilote de café molido.

Siempre mi oficina, desde que hace 17 años que tengo una oficina, ha tenido aroma de café, a tabaco no, nunca fumo en mi oficina, y no porque no quiera o no me guste o mamadas de esas no, nomás por no perder el aroma a café.

Ayer fue el primer día de mi vida que no probé una gota.

Me he cansado de decirle a quien se cansa de escucharme que mi loquera es real, no es pose, a amigos y doctores, hasta la señora que espera a mi lado en alguna fila. He probado cuanto menjurje me han recomendado, cuanta pastilla se me atraviesa y nada…. Voy a Cuba a buscar algún loquero experto en reparar neuronas, es lo único que me queda.

Lo que me faltaba es dejar el café, hace un par de meses empecé a buscar sustitutos, me recomendaron miles de tés, traje otros cientos de Asia, he elegido uno.

He probado tantos y tantos cafés en mi vida, tan deliciosos y tan especiales…. Ninguno como el de la señora de las trenzas plateadas.

Ella murió de Alzheimer.