American Pastoral

La Tragedia de Tragedias.
El encueramiento del mito.
El sueño hecho pesadilla.
La podrición de los esterotipos.
El fin del sueño americano.
Así la llamaron en México, aunque no tan enigmático como el título original, luego de vivirla y sentirla no me desagrada tanto.

Los Levov.

Dawn la Bella.
La muchacha humilde, hija de obreros, dotada de una belleza clásica y unos ojos asombrosos, su destino era el sueño de todas las chicas de su patria, ser reinas de Belleza.
Coronada Miss New Jersey a mediados de los 50´s, los reflectores se posaron en ella.
Nunca fue la rubia boba, no es rubia, además de su belleza la distingue su tenacidad y disciplina, perfeccionista sino de nacimiento sí por elección propia.
Una vez coronada, fue conducida a "visitar" al gobernador del estado, lo que iniciaría sus marcas conocidas.

Seymour (El Sueco) Levov.
Heroe de Guerra.
Idolo universitario, el judio-atleta que todos querían llegar a ser, al que todos y todas querían meter mano. La estrella del pueblo, el orgullo de sus padres. El joven-orgullo americano hecho carisma, el futuro que el Imperio necesitaba para posesionar su supremacía.
Una vez concluida la Gran Guerra, regresa al pueblo natal a seducir a la Bella, para juntos formar la pareja perfecta.


Merry Levov, La Tartamuda.

La descendiente con causa, la sensibilidad hecha humanidad, la atribulada hija de los estereotipos generacionales.
Merry piensa por que piensa, no le queda de otra, entre la belleza, el carisma, el éxito y el orgullo, ella se ve forzada a pensar, a analizar, a cuestionar, a defenderse como medio de supervivencia.
Ni bella ni exitosa ni carismática ni nada...completamente alejada de la perfección de sus progenitores, prueba fehaciente de la selectividad genética.
En su sensibilidad llevará su penitencia.


Una vez superados los obstáculos de clase, los Levov consiguen afincarse con orgullo en un suburbio del ensueño New Jersiano, un pueblo en que la paz transcurre y el aroma a ku klux clan es anécdotico, se puede caminar y respirar y hasta convivir. El sueco consigue jubilar a su orgulloso padre y hacerse cargo de la empresa familiar, de continuar contribuyendo al sueño, al pase automático al cielo, al reafirmarse como empresa pro raza, al reafirmarse como hombre de justicias, al trascender del atlético estereotipo juvenil al filantrópico humanitario greengou.

Entre su empresa y sus protegidos y sus compromisos sociales, los Levov no prestan importancia a los primeros síntomas presentados por Merry, y los que vieron los evadieron, el fruto de la perfección debía ser perfecto, no habría porque esperar menos, pero una vez que la niña creció, sus cuestionamientos fueron cada vez más difíciles de responder, sus planteamientos cada vez mas difícil de desmenuzar, y sus ideales cada vez más difícil de asesinar.
Merry empieza a desarrollar contactos, complicidades, compromisos...y a obedecer.
Ella obedece al estereotipo filantrópico y trae la revolución al sueño, una bomba detona el fin.

Retrato con justicia de una era marcada por las diferencias, la era en la que más enemigos internos le surgieron al imperio, enemigos activos y silenciosos, de esos que hacen mucho ruido y de esos que pregonan la palabra y no precisamente del Tío Sam.

Retrato con justicia de un sueño que se convierte en pesadilla y termina en asombro, sueño convulso y desquiciado en el que a ratos uno tiene la razón y al momento se la quitas, porque así son los sueños, incongruentes e incapaces de hilar y no es defecto.

Trabajo muy gratificante del carismático británico Ewan McGregor detrás de las cámaras, frente a ellas, pues ya saben que el siempre es el mismo, creo que el trabajo de caracterización de su etapa senil lo ayudan a desprenderse de su carisma, vital para su papel. Jennifer y Dakota perfectas cada una de ellas, gran cast para tremendos papelones.

Si la incorrección política fuera premiada American Pastoral sin duda se llevaría varios oros.