Elena
Una hurraca acecha una naturaleza muerta…..natural.
Anoche me shuté Elena de Zviáguintsev, una muy chingona reflexión sobre la capacidad de decidir…. Cine de personajes que deciden; preciso, hipnótico.
Elena, Vladimir y Katerina viven y mueren un dilema constante por tomar una decisión, Elena que hacer por el inútil de su hijo, Vladimir que hacer con la hedonista propia, Katerina si perdona o no a su coscolino padre.
Humanos que viven y reflexionan, que se sumergen y que enfrentan, que deciden y consecuentan.
Vladimir es aficionado a hacer dinero, a fomentar salud y buenos hábitos a seducir mujeres, y todo lo hace muy bien, a sus ochentas, aún disfruta cogiendo nadando y decidiendo, vive cómodamente en un moderno Moscú, gozando de todas las sofisticaciones que goza un ser pudiente en una nación desarrollada. Su vida es comodidad, espacio, buen gusto y buen sabor, lo tiene todo, hasta mujer administradora mucama cocinera y enfermera en una misma persona. Su único pero, Katerina.
Katerina, ha crecido sola, ha crecido como ha podido, nunca le ha faltado nada, más bien todo lo contrario, le ha sobrado todo, tanto que sus muecas denotan un rictus de hastío, hastío de picaporte….perdón, si le ha faltado algo, a quien respetar. Huérfana de madre, creció viendo como transcurrían los años de Vladimir manoseando mujeres, tanto que ella se prometió nunca ser manoseada…… más.
Ellos viven en la Rusia del siglo XXI.
Elena creyó ver en Vladimir la realización de sus sueños, la compensación de sus necesidades, la reparación de sus errores. Experta en mantener todo en su sitio, menos sus emociones, en el orden y en la limpieza exterior, hacia dentro, ella es un caos de culpas y remordimientos. Enfermera jubilada, madre fracasada, sus días transcurren manteniendo su universo de celofán y de basura.
Ella vive anclada a la ex república socialista, con un píe en el siglo XXI y el otro en el vacío.
Vacío representado por Serguéi.
Serguéi no supo adecuarse a la nueva Rusia.
O no tuvo necesidad, Elena lo hacía por él.
Creció incapaz.
Incapacidad fomentada por su madre, por Elena.
Vladimir decide rectificar, Katerina decide perdonar y Elena decide matar.
A Serguéi su incapacidad se lo impide.
Andréi Zviáguintsev trae la gran sorpresa (para mi) de la 53 Muestra Internacional de Cine, Cine de precisiones y de firmeza, porque es lo que se percibe en su trazo, en su manejo, en su encuadre, en su iluminación, en su desarrollo. Nunca le tiembla la mano al colocar la cámara, y sí logra transmitirlo todo, asfixia, pereza, incertidumbre, hastío y risa. Todo con precisión que parece cautela, al parecer su firma.
El año de Rusia, con Fausto y Elena, la madre nos zarandea bonito.
A la Naturaleza Muerta ya no la acecha nadie.
Anoche me shuté Elena de Zviáguintsev, una muy chingona reflexión sobre la capacidad de decidir…. Cine de personajes que deciden; preciso, hipnótico.
Elena, Vladimir y Katerina viven y mueren un dilema constante por tomar una decisión, Elena que hacer por el inútil de su hijo, Vladimir que hacer con la hedonista propia, Katerina si perdona o no a su coscolino padre.
Humanos que viven y reflexionan, que se sumergen y que enfrentan, que deciden y consecuentan.
Vladimir es aficionado a hacer dinero, a fomentar salud y buenos hábitos a seducir mujeres, y todo lo hace muy bien, a sus ochentas, aún disfruta cogiendo nadando y decidiendo, vive cómodamente en un moderno Moscú, gozando de todas las sofisticaciones que goza un ser pudiente en una nación desarrollada. Su vida es comodidad, espacio, buen gusto y buen sabor, lo tiene todo, hasta mujer administradora mucama cocinera y enfermera en una misma persona. Su único pero, Katerina.
Katerina, ha crecido sola, ha crecido como ha podido, nunca le ha faltado nada, más bien todo lo contrario, le ha sobrado todo, tanto que sus muecas denotan un rictus de hastío, hastío de picaporte….perdón, si le ha faltado algo, a quien respetar. Huérfana de madre, creció viendo como transcurrían los años de Vladimir manoseando mujeres, tanto que ella se prometió nunca ser manoseada…… más.
Ellos viven en la Rusia del siglo XXI.
Elena creyó ver en Vladimir la realización de sus sueños, la compensación de sus necesidades, la reparación de sus errores. Experta en mantener todo en su sitio, menos sus emociones, en el orden y en la limpieza exterior, hacia dentro, ella es un caos de culpas y remordimientos. Enfermera jubilada, madre fracasada, sus días transcurren manteniendo su universo de celofán y de basura.
Ella vive anclada a la ex república socialista, con un píe en el siglo XXI y el otro en el vacío.
Vacío representado por Serguéi.
Serguéi no supo adecuarse a la nueva Rusia.
O no tuvo necesidad, Elena lo hacía por él.
Creció incapaz.
Incapacidad fomentada por su madre, por Elena.
Vladimir decide rectificar, Katerina decide perdonar y Elena decide matar.
A Serguéi su incapacidad se lo impide.
Andréi Zviáguintsev trae la gran sorpresa (para mi) de la 53 Muestra Internacional de Cine, Cine de precisiones y de firmeza, porque es lo que se percibe en su trazo, en su manejo, en su encuadre, en su iluminación, en su desarrollo. Nunca le tiembla la mano al colocar la cámara, y sí logra transmitirlo todo, asfixia, pereza, incertidumbre, hastío y risa. Todo con precisión que parece cautela, al parecer su firma.
El año de Rusia, con Fausto y Elena, la madre nos zarandea bonito.
A la Naturaleza Muerta ya no la acecha nadie.
Comentarios
Elena fue, efectivamente, la sorpresa (lo inesperado, el fogonazo quemador) de la pasada Muestra. Fausto quedó entre mis inéditos.
Ayer, por cierto, conseguí Carlos, en el tapete urbano frente al Metrobús Felix Cuevas, un restaurante California, el corporativo Loreal y un casino... La veo más tarde, si mi ojo morado me lo permite...
Saludos. Abrazos. Todo efervescentemente efusivo...
Una más a la lista; que chingaos.
Un abrazo fuerte, mi buen Champygnon.